miércoles, 23 de mayo de 2007

Relatos

Encuentro

Era un jueves caluroso, estaba nublado y el aire se pegaba como jalea a la piel. Pensaba, mirando por mi ventana, que los días así, siempre me presagiaron mala suerte.
Finalizaba mi franco de tres días y junto con ese descanso mensual, la naturaleza me mandaba el respiro de saber que nada había germinado en mi vientre.
Pero era sofocante el calor en esa pieza.
De pronto llamaron a la puerta, supuse que debía ser alguien pidiendo por mí, sino la madama no me mandaría un cliente antes de que baje al patio.
Abrí la puerta y ví un rostro conocido que me estremeció. La bata roja que cubría mi cuerpo, no pudo evitar que me sintiera impúdicamente desnuda ante este hombre.
-¡Que pequeño es el mundo!- dijo por todo saludo.
-No pensé que me buscarías- le contesté.
-Yo tampoco creí que fueras a dejarme, y menos para dedicarte a esto -me dijo.
Estaba asustada porque le conocía el golpe fácil y di un paso hacia atrás, él aprovechó y entró al cuarto, cerrando la puerta tras de sí.
-Eso fue en el pasado- le dije tratando de mostrarme amistosa.
-A mí me parece muy presente y que no es forma de tratar a un hombre, y menos un hombre como yo- me contestó.
Había venido para vengarse. De nada me sirvió ir cambiando de tema, en cada uno encontraba motivos para enfurecerse más.
-Vos te fuiste, pero yo me quedé y tuve que enfrentar las preguntas y las burlas de todos, me juré que te encontraría- me dijo casi sin separar las mandíbulas.
Estaba perdida, ese lugar remotísimo, que me había hecho sentir a resguardo de su furia, de repente se convirtió en una trampa. Mi vida allí no le interesaba a nadie, o le interesaba sólo a este hombre, que había llegado para llevársela.
Le expliqué una vez más que no quise lastimarlo, que no sabía como resolver la situación, cuando descubrí su mirada posada en uno de mis pechos, que descuidadamente asomaba de entre los pliegues de la bata. Miré hacia abajo y su miembro endurecido por debajo del pantalón, me estaba indicando mi única salida. Lejos de estar excitada, me recorría el cuerpo un frío sudor de miedo, pero debía actuar tranquila, después de todo, ese era mi oficio.
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Me parece estar viendo ese cuerpo musculoso amenazante, dándose valor con sus propias palabras para el asesinato que ha pensado cometer.
Y me veo a mí misma, que mientras escucho el relato de su deshonra, me tomo con una mano la parte superior de mi única prenda y cubro mis senos de su mirada, a la vez que trato de alcanzar los cigarrillos que están sobre la mesa de luz. La dirección de sus ojos ahora sube por mis piernas hasta el pubis, que con mi calculada posición, le permito ver por unos largos segundos. Siento que su voz cambia de tono. No escucho exactamente sus palabras, preocupada por mi actuación, pero ahora está diciendo “te veo muy linda”.
-Gracias, adelgacé bastante, pero haciendo ejercicios, fijáte qué firme tengo la cadera y, uniendo las palabras a los hechos, le tomo su mano para ponerla sobre mi cintura.
No me equivoqué, en un abrir y cerrar de ojos lo tengo encima de mí y el vaivén de su pene realmente me está lastimando, mi vagina está seca y apretada. Tengo muy poco tiempo, me digo. Mientras finjo mi orgasmo, mis falsas caricias catean su cuerpo en busca del arma que ha traído para matarme. Encuentro la sevillana en el bolsillo trasero del pantalón, que ni se molestó en bajar.
La abro y con toda la fuerza que puedo se la clavo en la espalda. A la primera estocada se ha detenido de su frenética cabalgata y me mira sin entender, con las dos siguientes lanza un ronquido de dolor y se da vuelta.
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Nunca me imaginé capaz de un hecho semejante, pero había sucedido. Aproveché a salirme, me vestí, junté mis cosas y la plata que tenía escondida. Por la ventana llegué a la puerta de atrás sin ser vista, en un rato pasaría el tren y no sería difícil tomarlo.
Dejaba de huir de un hombre y empezaba a huir de un crimen. No se terminaban las complicaciones. ¡Y tampoco ese calor insoportable que siempre me anunciaba cosas desagradables!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente suspenso, la sño de de Marco dirìa: Muy bueno, algo tenebroso. Bs. July

Anónimo dijo...

lograste plamar el terror de las mujeres golpeadas, colocándote en su lugar al escribir desde tu lugar de hombre.
supongo que esa puede ser tu visión de lo que ellas sienten ante esta problemática, y lo lograste.
excelente texto!!! bien narrado, buen final...porque nunca terminan de escapar...
Adriana