lunes, 12 de enero de 2015

Cornisa



A veces siento que voy por la cornisa de la vida. De un lado todo lo que conozco, lo que no me trae sorpresas, lo que mis pies pisan sin mirar, y del otro lo abismal, lo que no me atrevo ni a mirar por miedo a marearme. Y yo camino por ahí, entre dos mundos.

Hay en mí un espíritu aventurero, que me dice que queme las naves, que confíe y me arroje a vivir lo desconocido. Que lo que aprendí de memoria aburre. Que la vida es corta, que el disfrute está en lo nuevo, en lo inédito. ¿De quién será eso? ¿De mi madre? ¿De mi abuela?

Y también tengo mi parte de pies en la tierra. Me gusta transitar por los caminos que conozco. Saber de antemano el resultado de lo que estoy haciendo. Estar convencido que lo que hice antes y resultó, también va a funcionar ahora. Eso sí lo reconozco de mi padre, de sus denodados esfuerzos por tener todo bajo control y de preferir siempre el terreno conocido al que se está por descubrir.

Parece que yo convivo con ambos y voy con cuidado por esa cornisa, pisando a veces más adentro y más confiado, y otras, caminando sobre el aire.

.

No hay comentarios.: