jueves, 1 de septiembre de 2011

Palabras

Juan entra en el bar donde pactaron el encuentro. Busca una mesa y pide un café, le gustaría fumarse un cigarro pero no está permitido. Entonces se pone a canturrear una canción que habla de un amor que se rompe, como el de él con Ana. Las palabras de la canción se elevan, tal vez impulsadas por la melodía. En lo alto de la cortina quedan enredadas y al rato se ve que van perdiendo su tinte. Sólo se mantiene “desamor”, que tarda en desaparecer.

Ana llega y pide un cortado. Como es usual para entrar en clima, empiezan a hablar del calor y otras obviedades. Las palabras dichas apenas se pueden distinguir por su vaguedad y falta de importancia y se van desvaneciendo a medida que descienden.

De pronto Juan toma la iniciativa para tratar el tema que los reúne: que él está enamorado de otra mujer. Las palabras de su boca salen gruesas y en letras de molde oscureciendo por momentos el espacio que lo separa de Ana. Los ojos de ella se llenan de lágrimas y le responde con voz balbuceante. Pálidos vocablos en minúscula, de trazos inseguros aparecen y caen inevitablemente sobre la mesa, deshaciéndose.

A Juan, que le costó comenzar, lo va animando cada vez más la idea de terminar todo de una vez. Varias de sus palabras, desconsideradas, punzantes, definitorias, caen dentro de la taza de ella, que al sorber un trago, siente que su aparato digestivo se convulsiona.

Ana toma su cartera y se va. Juan paga y sale también, deseoso de fumar su cigarrillo.

El mozo junta los pocillos, limpia la mesa de tanta palabra triste y acomoda el florero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta la forma en que escribe...

Anónimo dijo...

....Y el mozo limpia la mesa de tanta palabra triste".....cada vez que leo este relato me lo imagino en blanco y negro,dibujado en carbonilla,con personajes que se esfuman, y aparecen... sería genial que algún día lo puedas plasmar en un DVD.
Exitoso Luis !!!
Marina