Serie: La Astronomía y mi vida
Hoy 21 de junio es día de solsticio. Los rayos del Sol caen perpendiculares al trópico de Cáncer, el que está más alejado de nosotros o, mejor dicho, cayeron hoy a las 3:32, porque este fenómeno es sólo un instante.
Recuerdo que mi abuela Dominga me llevaba al fondo de su casa, en Olazábal casi Arrotea, de Lomas de Zamora, y me señalaba el cerco que la separaba de Doña Luisa, su vecina.
-Ahora el Sol sale por ese lugar del ligustro- decía señalando su cerco, que tenía dirección norte/sur- y todos los días va a salir un poquito más a fondo. Cuando llega allá, es el invierno, y entonces empieza a caminar para atrás.
Toda una clase de Astronomía de mi abuela, que había estudiado hasta tercer grado y le llamaban la atención los fenómenos del cielo, aunque no le parecieran cosa seria.
-Cuando termines con la Astronomía- me dijo mucho después -¿Vas a poder estudiar para médico?
Solsticio quiere decir Sol Quieto, que es como muchas civilizaciones lo llamaron. La razón es simple: para cambiar de dirección, el movimiento aparente del Sol debe frenarse y por unos días se lo ve salir y ponerse desde los mismos lugares del horizonte.
Desde el hemisferio norte el fenómeno es inverso, porque sobre ellos pasa el Trópico de Cáncer, entonces ese día el sol acerca su salida al máximo en el horizonte para luego comenzar a alejarse. Es el comienzo del verano.
Como los arcos que describe el Astro Rey se acortan o se alargan dependiendo de dónde salga, también la duración del día cambia. Para nuestro hemisferio, hoy es el día más corto y la noche más larga y en el norte lo opuesto. En la Antártida no se verá el sol y el Ártico no se pondrá nunca, sólo dará vueltas apenas por encima del horizonte.
Mi abuela daba testimonio a quien lo quisiera escuchar, que las estaciones eran inversas, y que en su provincia de Piacenza, Italia, donde vivió su niñez, en junio empezaba el verano, aunque parezca increíble.
Escrita el 21/06/21