jueves, 23 de julio de 2009

Oración

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Padre nuestro que estás en los cielos. Seguro que a Dios lo imaginaron en el cielo por lo de infinito y desconocido. Cuando conozcamos más el universo, ¿Dónde lo pondremos?
Santificado sea tu nombre. O sea, le ponemos “San” adelante. ¿Como queda mi nombre con San adelante? “San Gabriel”, suena bien, claro, todos los nombres tienen un santo. Para que aparezcan más santos habría que inventar más nombres.
Venga a nosotros tu reino. Debe ser como una herencia, cuando Dios se muera nos tocan sus bienes. Pero repartidos entre tantos y después de deducir impuestos, en una de esas no nos queda nada.
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. O mejor podría elegir el cielo para su voluntad y dejarnos la tierra para nosotros y no meterse tanto. El Papa quedaría descolocado. Un representante sin voz ni voto. Podría ocuparse de tramitar los permisos de las naves que atraviesan el cielo.
El pan nuestro de cada día danoslo hoy. Mañana ya está seco. Sino que sea galleta, que dura más. La panadería cerca de mi casa hacía unas galletas marineras que no las he vuelto a comer. Tal vez tuviera inspiración divina.
Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Igual, cuando no te quieren pagar, no te pagan. Yo ni me gasto en mandar cartas-documento. Ahí no se si perdono o me resigno a no cobrar.
Y no nos dejes caer en la tentación. A mi me gusta caer de vez en cuando en alguna. Un chocolate en el medio del régimen, comprar algo superfluo, apoyar a alguna mujer en el subte…
Más líbranos del mal. ¿De qué mal? ¿Del mal de ojo? ¿Del mal de Chagas? ¿Del mal del San Vito? Debe ser de ese, que es un mal santo.
Amén. Que es “Así sea”. Como “Colorín Colorado”. Como “Fueron felices y comieron perdices”. ¡Qué ganas de ir a cazar perdices al campo! Voy a limpiar la escopeta. Y a seguir rezando para que no llueva el fin de semana.
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