lunes, 29 de diciembre de 2008

Sólo para escritores

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Astronomía para poetas

Qué mal nos podemos llegar a sentir si después de buscar afanosamente las palabras justas para enhebrar un poema, alguien nos dice que es inexacto, que lo que escribimos es erróneo en algún sentido. Por supuesto no podemos conocer todos los temas a fondo, pero cuanto más sepamos, mejor.
Hoy vamos a aprender algo de astronomía, algunos de los errores más comunes que se cometen al mencionar los fenómenos celestes.

1) Veamos este verso:

A veces recalo en tus ojos
Apoyo mi alma en tu alma
Sigo detrás de esos luceros
Dejando mi norte en tu calma.

No hay dos luceros. Hay uno solo y es el planeta Venus que se puede ver alternativamente a la tarde o a la mañana. Si lo miran con un prismático (con un telescopio, mucho mejor) verán que tiene forma de medialuna.
Una forma más correcta sería:

A veces recalo en tus ojos
Apoyo mi alma en sus niñas
Sigo detrás de ese lucero
Cuando cómplice me guiñas.

2) Aquí otro caso:

En rincones inesperados
Mi infancia sabe esconderse
Quiero asirla, pero la siento
A años luz de mi presente.

El año luz no es una medida de tiempo sino de distancia. Es la distancia que recorre un rayo de luz en un año. Equivale a 9.600.000.000.000 kilómetros.
Podría quedar así:

Mi infancia sabe esconderse
En rincones inesperados
Quiero asirla, pero la siento
A años luz de mis manos.

3) Este es otro ejemplo:

No queda después de tu amor
Cosa imposible ninguna
Ver ángeles en el cielo
O el lado oscuro de la luna.

No hay que confundir el lado oscuro de la luna, el que en un momento está en sombras, con el lado oculto, que es el que no podemos ver. Igualmente un 14 % de su superficie se muestra en algún momento debido a las libraciones (movimientos de oscilación).
Corregido quedaría:

No queda después de tu amor
Cosa imposible ninguna
Ver ángeles en el cielo
O el lado oculto de la luna (el de atrás).

No me pidan diplomas ni certificados de astronomía porque no se los puedo dar. No obstante les permito mencionar el curso y algún agradecimiento en la portada de sus libros de poemas. Hasta la próxima.
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viernes, 26 de diciembre de 2008

Pequeños momentos

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Desconozco si hay un momento preciso en que se acaba la infancia. Pero estoy seguro que dejando la escuela primaria ya empieza a ser parte de nuestros recuerdos.
Esta etapa de la vida de mi hija Iris está colmada de pequeños momentos, que seguramente se parecen a los de ustedes, y que hoy quisiera compartir:

Mi emoción cuando fuiste abanderada en Jardín.
Tu primer día de guardapolvo blanco.
Tu orgullo mostrándome los cuadernos.
Tu nombre escrito con la R al revés.
Tus ojitos que me buscaban a la salida de la escuela.
La campera siempre olvidada en el aula.
Las salidas apuradas para no llegar tarde.
Las llegadas tarde
Las golosinas buscadas en la guantera del auto.
Tu frase “ya me lo comí”.
Los viajes a la escuela contándonos chistes.
Los que cantábamos canciones de la radio.
Los que tocabas el violín y todos nos miraban.
Los conciertos de flauta dulce.
“Escuchá Papá la canción nueva que saqué”.
Tu mirada buscando mi presencia en los actos escolares.
Tu hermosa letra redonda, a veces.
Tu curiosidad, siempre.
Tu espontánea redacción.
Tus increíbles faltas ortográficas.
Los materiales de Tecnología, preparados de apuro la noche anterior.
El comedor, la vianda, el comedor, la vianda.
Tu ropa especial el día de la foto.
La maestra Mariana que quisiste tanto.
Tu amiga entrañable Diana.
Los pijamas parties.
Los pijamas parties con películas de terror.
Los fines de semana con alguna de tus amigas en Claypole.
La abuela Yeli queriéndote enseñar francés.
La abuela Elisa queriendo que vayas peinada.
Tu valentía en las primeras vueltas sola en colectivo.
La vez que te bajaste mal y te perdiste.
El suave tránsito de la ropa que te poníamos a la ropa que elegís.
Tus etéreos pasitos de ritmo tecno.
Tus toques jugando al volley.
Tu pañuelo de San Clemente.
Las primeras salidas al Abasto con tus compañeros.
Las imperdibles fiestas en la escuela.
La vez que hicieron una exposición de alimentos.
Las reuniones de entrega de boletines con tareas para padres e hijos.
La alegría del final de clases.
La emoción del reencuentro en marzo.
La interminable cuenta regresiva del viaje de egresados.
Tu vergüenza de vender rifas.
El día de hoy, que terminás tu escuela primaria.

5 de diciembre de 2008
Leído en el acto de finalización de clases del Normal 1.

martes, 2 de diciembre de 2008

Olores

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Una rueda siempre
huele a camino recorrido.

Huele a arcillas húmedas
de una llovizna reciente,
a pavimentos aceitosos
ablandados al calor del sol.
A estaciones de servicio
sucias de combustible derramado.
A olvidados hoteles de ruta
con patios gastados a lavandina.
A ciudades alejadas
atravesadas al mediodía
en la ceremonia sincronizada
de cacerolas sobre el fuego.

La rueda no se detiene en los olores
los lleva como semillas
que germinaran en lugares distantes
despertando, tal vez,
involuntarios recuerdos de un viaje.